sábado, agosto 07, 2004

Las proximas leyendas.

Creo que en México está empezando a haber un nuevo movimiento de Rock.
A mi parecer (y aclaro que no tengo más autoridad, que la de un simple entusiasta del rock que se produce en el país), después de las bandas legendarias de principios de los noventa, hubo un hueco muy largo en cuanto a propuestas con calidad y gran impacto masivo.
No digo que no haya habido buenos grupos, pero no hubo buenos grupos que alcanzaran la popularidad de Caifanes.

Y en este tiempo he conocido muchos grupos, cuyas propuestas sólo necesitarían la difusión que tienen muchos productos pop, para pegar durísimo.
¿Qué es lo que falta?

Medios.

Como que la gente que está en los medios no es muy rockera... ¡chale!
No quiero caer en el cliché, afirmando que la gente de medios es ignorante o no sabe de música... me parece un argumento muy ñoño, porque saber de rock no es saber de música.
Pero la gente que controla los medios no es gente rockera y eso le cierra puertas al género.

Cuando he comentado esto con gente de medios, me han dicho que el Rock no está de moda.
Pero yo me pregunto: ¿cómo se ponen de moda las cosas?
Pues a través de los medios.
Si de pronto mucha gente que sale en la tele o en las revistas usan tenis Converse, todo mundo lo hace.
Así que si de pronto en la tele, en la radio y las revistas comienzan a darle difusión al Rock nacional, no veo por qué tendría que ser distinto.

No quiero parecer otro rockerito ardido por la falta de espacios, pero me da mucho coraje ver a grupos tan buenos en el anonimato, mientras los ex-timbiriches ocupan esos lugares.

Grupos como Austin TV, Decibeles, La Comuna, Mendoza, Jhajuana, Diábolo, Papi, Funka Tonka, Mascota, Kung Fu Monkeys, Da Punto Beat, Los Músicos de José, Maremotto.

O peor aún, bandas reconocidas que no tienen la difusión que merecen: Plastiko, Ultrasónicas, Antidoping, Liquits, Vaquero, Belanova, Dildo, TV Kamikaze...

Sé que hay muchas más, menciono las que recuerdo y que conozco, de algunas soy gran fan, pero sería chido que hubiera más y más fans de ellos, si los medios se dieran cuenta que por fin hay grupos que apoyar.
Que el hueco se acabó.
Que hoy por fin comienza a haber grupos con la capacidad de hacerse leyendas.

A lo mejor estoy alucinando.
Lo acepto.

Pero la neta es que desde aquí se ve tan real, que no quería dejar de escribirlo.

lunes, agosto 02, 2004

Si he de morir mañana, que me maten de una vez...

Este fin de semana fuimos a tocar a Torreón.
Era un festival de rock, donde tocaban varios grupos locales y Mamá Pulpa iba de principal.
Torreón no es una plaza muy rockera. Lo que domina es la música norteña y la cumbia.
José Luis, que es mi primo y manager de la banda, me había contado de varios conciertos con grupos importantes, que tuvieron asistencias muy pobres.
Nos daba miedo que no fuera nadie.

Los organizadores convocaron a una conferencia de prensa, a la que asistieron varios periódicos y dos televisoras locales; además de entrevistas en radio y television.
El precio del boleto era accessible y el ayuntamiento había dado permiso para que asistieran menores de edad.

Cuando hicimos la prueba de sonido el cielo estaba muy nublado, y yo le pregunté a uno de los organizadores si no iban a poner una lona, por lo menos para el escenario. El chavo me respondió que sí, pero que aún no llegaba.
Fuimos a comer y después a bañarnos al hotel.
Cuando volvimos el local ya estaba bastante lleno y la banda muy prendida.
Varias personas nos comentaron, que hacía años que un concierto en Torreón no se llenaba tanto.
Noté que no habían puesto la lona, pero tampoco había llovido, así que no dije nada.
Poco a poco fue llegando más y más gente. Había cientos chavos que estaban afuera, esperando a que tocaramos nosotros para entrar.

Dieron las doce de la noche y cuando el último grupo estaba tocando su última canción, empezó a llover.
En el camerino, el nerviosismo crecía a cada momento.
La historia del bajista de Dusminguet, que vino de gira a México y murió electrificado en un escenario sin lona, nos obligaba a pensar en una cancelación de última hora.
Afuera, la gente estaba chiflando y gritando.
Si cancelabamos, se iba a armar un verdadero desmadre.
Chalo subió a armar su batería, ajeno a la posibilidad de no tocar.
Chipo, Marco y yo esperabamos que alguno tomara la decisión.
No sé cómo fue, pero de pronto los tres nos miramos a los ojos y dijimos “chingue su madre, si aquí nos toca morir, mejor hacerlo sobre un escenario”.
Tomamos nuestras guitarras y salimos.
Cuendo subimos la gente comenzó a gritar eufórica, y en ese momento supe que ya no había maracha atrás.
Chalo estaba empapado y gritaba “¡Ya conectense cabrones!”
Tomé el micrófono y pedí un poco de paciencia en lo que nos conectábamos.

Sé que va a sonar demasiado mamón, pero en cuanto dimos el primer acorde, la lluvia cesó.
Lo juro.

El concierto fue maravilloso. La gente se entregó completamente, cantando y bailando muchas de las canciones, y creo que nosotros también. Al final entraron como mil personas, y con todo y que el micrófono me daba toques todo el tiempo, ha sido uno de los mejores conciertos de mi vida.

No tengo palabras para agradecerle a la gente de Torreón, por regalarnos su buena vibra y su paciencia. Pero sí quiero decir, que si hubiera tenido que morir esa noche, hubiera muerto muy feliz.