viernes, septiembre 03, 2004

Perdon... no lo puedo evitar.

Ayer estuve en el estudio con Hans.
Estuvimos trabajando en las últimas mezclas.

Me siento muy feliz.
Por alguna razón muy extraña, todo en mi vida, está empezando a cuadrarse.
A tomar un orden y un lugar.

Y también siento miedo.
Porque me lancé al vacío hace ocho años, con un proyecto musical que ha tenido sus altas y sus bajas, pero que en este momento particular, está acercandose al segundo proposito más importante: publicar el trabajo.
El primero desde luego, es tocar.
Y da miedo porque nunca se sabe qué va a suceder.
Qué cosas vendrán y cuáles no.

De cualquier manera, creo que hasta este punto, me siento muy satisfecho.
Y recomiendo a todos aquellos que tengan proyectos, de cualquier orden, a que se animen a convertirlos en relidades.
Pequeñítas o grandes.
Que los que se quieran casar, lo hagan.
Que los que quieran ser libres, lo logren.
Que los que quieran aprender a bailar, puedan.
Que los que vuelen no bajen
Que los que se enterquen, lo consigan.

Está bien... se me pasó la mano.
Lo acepto.

Pero como dije antes, las cosas se están acomodando.
Y eso me pone de un humor tan bueno, que me hace rayar en lo cursi.