Bada badum...
Fue en tercero de primaria, cuando la escuché por primera vez.
La cantaban los más lacras del camión escolar.
Se sentaban hasta atrás, en los últimos asientos.
Empezaban a cantarla bajito, y poco a poco todo el camión se convertía en un desafinado coro de chamacos.
Badabadúm, badúm, badúm badúm badero...
Las estrofas eran bastante estúpidas, pero creo que en realidad, lo excitante de cantarla, era poder decir las palabrotas y dobles sentidos de la letra.
En tercero de primaria (por lo menos en mis tiempos) utilizar la palabra "verga" era un atrevimiento impensable, frente a tus papás o maestros.
Pero el camión escolar era otra cosa.
Era el reformatorio con ruedas.
La verdadera educación, la recibías allí.
Era el único espacio de libertad, donde los niños podíamos abandonar el imbécil protocolo de los salones escolares, y convertirnos en los delincuentes que llevábamos dentro.
Las muchachas de mi pueblo
no se meten a la tina
porque saben que en el fondo
hay una verga submarina
Badabadúm...
Nunca más volví a entonar aquella canción cuando salí de la primaria.
Supongo que era una canción muy idiota para seguirla cantando en secundaria.
Pero de pronto, hace poco empecé a pensar en ella.
Imaginé la posibilidad de hacer una versión e invitar a más gente a cantarla con nosotros.
Escuchaba en mi mente un gran coro cantando Bada badúm, badúm, badúm badúm badero...
Luego, llevando la idea a los límites del absurdo, pensamos en un coro de rockeros mexicanos, en un gran estudio de grabación, como en aquel video ochentero de "We are the world".
Y así fue como empezó todo.
Como nunca habíamos ensayado la rola, empezamos a concebirla directamente en el estudio de grabación. Toqué la guitarra contra el clic, y grabé la estructura básica de las partes.
Luego invitamos a Mauricio Mendoza, baterista de La Comuna (excelente grupo Reggae) que nos grabó la batería. Como nunca había escuchado la canción, fuimos grabando las partes por separado, basándonos en lo que yo había grabado con la guitarra.
Mauricio, nos dejó una base rítmica increíble, con tintes de rocksteady y reggae, mezclado con algo de swing.
Después Juanito, bajista de Mamá Pulpa, consiguió un contrabajo para darle un sonido antiguo y orgánico, que a gritos pedía un arreglo de metales.
Le llamamos al Moro, saxofonista de Los de Abajo.
Moro vino con un saxofón barítono (como el de Lisa Simpson) que era más grande que él.
Grabó unos skanks acompañando la guitarra, que acabaron de darle el toque de música vieja, tipo Skatallites.
Hicimos una lista de los cantantes que queríamos invitar y empezamos a contactarlos.
Lo más importante era que fueran voces que pudieras reconocer a la primera, sin necesidad de ver el video.
Primero llamé a los Botellita de Jeréz, que siempre han sido una gran inspiración en mi trabajo (y en el de muchos grupos mexicanos). Gustosos aceptaron.
Luis Yáñez armó un estudio móbil y nos fuimos a casa del Mastuerzo primero.
Fue una delicia. Su chispa e ingenio impregnaron la canción.
Unos días más tarde, fuimos a casa de Sergio Arau, que estaba en México ultimando los detalles de su nueva película "Naco es Chido".
Con una amabilidad fuera de serie, Sergio nos recibió en su casa de la colonia Roma, y grabamos su participación. Su voz y estilo son inconfundibles.
Despúes grabamos a Armando Vega Gil.
Se estaba mudando de casa y le caímos en plena obra.
Un espíritu albañilezco se apoderó de su cuerpo, y nos grabó una estrofa muy güarra, increíble.
Luego busqué a Ali Wah Wah, de Ultrasónicas.
Ali, que es veracruzana, nos grabó la estrofa clásica de la playa y el hombre rana, que mete su macana. Tomás Nomás, que andaba por ahí también se echó una.
Después visitamos a Ro de Liquits en su estudio de Coyoacán.
Ro también dejó fluír su estilacho, que hizo su colaboración inconfundible.
Luego contactamos a Amandititita, la hija del poeta del nopal Rockdrigo, que también nos grabó una divertidísima estrofa sobre Pancho Villa y su barilla. Su voz inocente, le da un toque muy extraño a las palabras que cantó... quedó muy loco.
Aún nos faltan tres voces por grabar.
No quiero revelar sus nombres, hasta que esté lista la grabación.
Pero, la canción está quedando muy divertida.
No tengo palabras para agradecer a todos los locos que se prendieron con esta absurda idea.
Pero sí puedo decirles que su magia impregnó la canción.
Gracias, gracias, gracias a todos por su generosidad y buena vibra.
Badabadúm, badúm, badúm badúm badero.... badabadúm...